He vuelto a ver los álamos dorados,
álamos del camino en la ribera
del Duero, entre San Polo y San Saturio:
tras las murallas viejas
de Soria -barbacana
hacia Aragón, en castellana tierra-.
Estos chopos del río, que acompañan
con el sonido de sus hojas secas
el son del agua, cuando el viento sopla,
tienen en sus cortezas
grabadas iniciales que son nombres
de enamorados, cifras que son fechas.
¡Alamos del amor que ayer tuvisteis
de ruiseñores vuestras ramas llenas;
álamos que seréis mañana liras
del viento perfumado en primavera;
álamos del amor cerca del agua
que corre y pasa y sueña;
alamos de las márgenes del Duero,
conmigo vais, mi corazón os lleva!
Antonio Machado
Es realmente precioso tu blog,
ResponderEliminarcontinua asi
Esos poemas olvidados por escribir los míos,
ResponderEliminardejados atras en temprana adolescencia,
flores del viento,
itos del camino
encontrados en búsqueda de álamos,
que me arrimen al niño
que pudo verlos verdes o dorados.
Hoy...
Hoy que soy sexagenario,
un álamo encorvado,
que volvió a vivir una noche de amor
en Isla Negra.
Me gusto recorrer tu página... Gracias.